1. Sea específico e individualice al máximo su retroalimentación, enfocándose en acciones específicas.
2. Enfóquese en los fortalezas y oportunidades de mejora de cada jugador.
3. Dé retroalimentación inmediatamente después de la situación relevante. Siguiendo las consignas del otro artículo.
4. Utilice ejemplos concretos y metáforas para ayudar a los jugadores a comprender su retroalimentación.
5. Haga una conexión clara entre la retroalimentación y los objetivos de mejora del jugador.
6. Enfóquese en el proceso y no solo en el resultado.
7. Enfatice la importancia de la práctica y la paciencia en el proceso de mejora.
8. Alentar y motivar a los jugadores.
9. Escuchar activamente y ser abierto a la retroalimentación de los jugadores.
10. Ser consistente y justo en su retroalimentación a todos los jugadores.
11. Evite el uso de un tono crítico o negativo.
12. Reconozca y celebra los logros y mejoras de los jugadores.
13. Ayude a los jugadores a establecer objetivos realistas y alcanzables.
14. Dé retroalimentación sobre el desempeño de los jugadores tanto individual como en ciertas ocasiones al grupo entero.
15. Fomente el crecimiento y el aprendizaje de los jugadores a través de la retroalimentación.
16. Enfóquese en soluciones y no solo en los problemas.
17. Sea paciente y comprensivo con los jugadores mientras aprenden y mejoran.
18. Ofrezca oportunidades para que los jugadores puedan aplicar y poner en práctica su retroalimentación.
19. Mantenga una actitud positiva y constructiva en todo momento.
20. Recuerde que el objetivo final es ayudar y guiar a los jugadores a mejorar y a alcanzar sus metas.
Nota: la imagen es generada por IA
Quería la recompensa, pero no el esfuerzo. Quería el resultado, pero no el proceso. Estaba enamorado, pero no con la lucha, sino con la victoria. Y la vida no funciona así. Extracto del libro “El sutil arte de que te importe un carajo”